miércoles, 30 de septiembre de 2015

Mi muerte rutinaria.

¿Vivir? 
¿Para qué? ¿Por qué? ¿Para quién? 
Si las personas que me odian me lo dicen y las personas que respeto no se atreven a decírmelo. Diría que me da pena irme de aquí porque amo a las personas que me aman. Pero serían excusas. No hay amor que supere a cualquier depresión. 
¿La muerte? 
¿Acaso no es esto una prueba inicial para superarla? Porque ya no puedo más y si hay algo peor, prefiero no saberlo. 

Si no me quieres, dilo. 
Si me odias, grítalo. 
Si quieres que me vaya, ábreme la puerta. 
Pero no me ocultes nada más y no me digas que me amas tanto como amas a los demás. 
Ya me he rendido. Tú no vas a cambiar.
¿Seguir intentándolo? Me da miedo volver a empezar. Cada día que pasa es un infierno en mi interior y cada día que trascurre acaba peor que el anterior. 
No. Ya basta. No quiero sufrir. Es demasiado cargante y conlleva hechos irrevelantes. 

Si esto me sirve para hacerme fuerte, que acabe ya. No lo quiero ser más. Quiero huir, ser cobarde, correr como una niña pequeña, gritar y que nadie oiga mis sollozos al llorar. No preocuparme de hechos que no me incumben y comenzar a sonreír cuando no hay motivos, dejando las lagrimas para otro momento. Pero es imposible; no lo logro. Quizá otro día, cuando no me sienta tan sola.

Esto me supera, me agobia, me ataca. Que mi fuerza de voluntad muera y me deje este mundo en paz. Sinceramente; No puedo más. 




No te vayas todavía.

Quién me dijo algún día,
Que así ibas a acabar. 
Agradezco a quién me decía, 
Que todo iba a ir mal. 

Las aceras están mojadas,
Me alejo de las miradas. 
La civilización que me espera. 
La civilización que me abraza. 

No pensé que te irías, 
Siquiera que me cambiarías. 
¿Me ha sustituido él? 
Verdaderamente, no lo sé. 

No lo supe valorar. 
Hasta que un día, 
Marchó nuetra calandria 
Y no volvió a cantar.
No volví a oírla jamás.

Quién predijo este hecho,
Que ibas a volar. 
Que en mi jardín de helechos, 
No te ibas a quedar. 

Las azules aguas,
Que huyen de mi mar. 
Las cumbres blancas, 
Que se hielan en ardor, 
Que se funden en un horrendo amor. 

Déjame buscarte. 
Déjame encontrarte. 
Deja que yo te sueñe, 
Y que nada más nos atormente. 

Busco la paz en tu gesto. 
No me rendiré. 
No busco ser guerrero. 
Ni tampoco lo seré. 
Graba en tu recuerdo, 
Yo jamás te olvidaré. 

No busco la felicidad, 
Ya no es de mi necesidad. 
De ti depende mi paz, 
De ti depende estar o no mal. 

Porque sí estoy mal.
Oprimida, ninguneada... 
Porque no sé ni dónde estoy,
Ni si quiero seguir viviendo hoy. 

Tendré amigos y personas que
Me querrán hoy más que ayer. 
Pero solo veo una oscura luz.
Hoy solo me faltas tú. 





La tranquilidad.

Exhausta por entar a aquel lugar. 
Nerviosa por saber cómo era en realidad. 
No podía esperar más, 
Mi alma ya deseaba entrar. 

Todas las equivocaciones que cometí, 
Todas las veces que me caí.  
No me sirvieron para nada.
Solo para ocultar, la oscuridad cegada. 
Solo para ocultar las sombras, 
Que me atacaban noche y día. 
Para ver caer luz que no existía,  
Y desvelar el sueño que tanto perseguía. 
Para callar las tantas bocas,  
Cuyos labios nunca dijeron verdad. 
Y sus voces calladas no volvieron a hablar. 

Pero por fin atravesé el portón, 
Y pregunté si era o no 
lo que buscaba yo. 
"¿Es aquí la tranquilidad?"
El hombre me miró
Y me respondió con amabilidad: 
"En lo cierto estás, 
Y si entras, a sufrir no volveras jamás". 



lunes, 28 de septiembre de 2015

Pinocchio.

Tristes.
Presionados. 
Manipulados. 
Quizá no exista un solo adjetivo para describir como a veces tanto hombres como mujeres nos llegamos a sentir. 
Nos encontramos encerrados e incomprendidos. Esclavizados por cuerdas e hilos que no nos dejan ser libres y hacer lo que a nosotros nos gustaría hacer. 

Nos sentimos aislados del mundo, observando como personas que desconocen quienes somos se burlan de nuestro gracioso rostro de muñeco abandonado. Desconocen nuestra verdadera identidad, nuestro pasado, nuestra vida y aun así disfrutan viendo como un singular hilo tira de nosotros hasta hacernos sufrir. 

No importa cuantas veces te rompan en tu interior, porque ellos no lo ven. Nadie lo ve. Pero cuando algo en ti es destrozado y comienza a ser visible para los demás, haciendo imposible tu labor cotidiano e imposibilitando las risas que ya empezaban a ser rutinarias te das cuenta que has acabado. Ya no eres útil para nadie, te tiran o te dejan abandonado en una esquina en donde aseguran que no molestas ni que nadie tropezará contigo cuando ignoren tu presencia y adoren tu inexistencia. Te arrojan a un contenedor oscuro en el que solamente hay basura y restos, tales como en los que te acabas de convertir y ya lo eres para los demás. Los restos que nadie quiere. 

Pero realmente acabas de ser liberado y 
jamás nadie volverá a mover una sola articulación tuya sin tu previo permiso. Te descubres a ti mismo y te das cuenta que ese eres tú. Destrozado, abandonado y acabado, pero tú. Evadido de manipulaciones y cuerdas cuales siempre te habían ahogado y oprimido tu total libertad y que siempre, conseguían forzosamente que sonrieras cuando solamente querías escapar de aquel terrible lugar. 

Estás tirado e inmovilizado y es demasiado tarde para escapar. Quisiste encontrar la libertad para ser feliz pero, fue tarde cuando la verdad llamó a tu puerta y viste que jamás probaste a buscarla. Aceptaste lo que la vida te dió y no viste tras tus ojos, tal solución. 




domingo, 20 de septiembre de 2015

Je t'aime.

El viento rozaba mi cara, solo se escuchaba el dulce sonido de las verdes hojas al chocar. Yo estaba sentada en lo más alto de la cima del monte San Cristóbal, respiré profundo y note la naturaleza en mis manos. En ese momento cerré los ojos para sentirla más cercana. Alguien poco más alto que yo se acercó sentándose a mi izquierda. Entonces abrí los ojos; Era él. 

Era Viernes por la tarde y mientras él me envolvía suavemente con sus brazos, yo me apoyaba en su hombro. El cielo era precioso y el rojizo sol que poco a poco se escondía, lo embellecía tanto como lo hace una mariposa a su flor. 

Empecé a observar las farolas encenderse, comencé a ver aparecer la luna y las ventanas se encendían a medida que se acercaba la negra noche. El atardecer nos cubriría dentro de unos minutos y mientras el sol caía para volver a la mañana siguiente a levantarse, miré a los ojos a aquella persona tan importante para mí. Entonces, se acercó a mi oído pudiendo notar su respiración y susurrando bajito, me dijo: "Te quiero."

Me giré para devolverle el halago. Pero ya no estaba ahí. ¿Dónde estaba? ¿Se habría ido? Me dolió que me hubiese abandonado, pero ya no estaba conmigo y no sabía dónde se encontraba. 

Entonces sentí con la cabeza y pensé con el corazón. Realmente, nunca dejó de estar conmigo. Como el sol, que vaya a donde vaya nunca dejaré de verlo aunque esté a millones de kilometros de mí. Como mis dos castaños ojos, que lloran juntos y se mueven juntos, pero jamás podrán verse. 

Comprendí entonces que mi padre no se había ido, que siempre estaría a mi lado y que pasara lo que pasara, su alma siempre me acompañaría. 
Siempre. 


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Diario de una enamorada.

Llevo tan sólo un par de días, 
Pensando en tu mirada.
Observando tu sonrisa, 
Esperándote cuando me faltas. 

No sé como me conquistas, 
Cuando me dices "Te amo" 
No sé si te marcharás de mi vida, 
O si he escogido el camino equivocado.

Pero al final, te has fijado.
Y has dado el primer paso. 
Yo que he estado meses a oscuras, 
Guardándomelo todo en mi sepultura. 

El verano se va acabando, 
El otoño esta llegando. 
Pero en nuestros corazones queda, 
El dulce aroma de la flor recién abierta. 

Hoy por fin, empezamos de cero. 
Sin importar el pasado y el sufrimiento.
Empezamos sin remordimientos, 
Y sin tener a personas de por medio. 

Hacia delante caminaré, 
Y hacia arriba miraré. 
Sé que me he enamorado.
Y Cupido su flecha, por fin, ha acertado. 





lunes, 7 de septiembre de 2015

Un Hoy sin un Mañana...

Cuando quiero estar solo, tengo compañía.
Y mi única compañía es mi soledad.
Entre estas paredes jamás sentí alegría.
Estoy solo en esta asquerosa sociedad.

Esto es extraño, pues no consigo dormir.
Me siento frustrado y por eso sufro insomnio.
En este mundo, es imposible ser feliz.
En cada rincón, se esconde un gran odio.

No hay color. No hay emoción, no hay felicidad.
Tampoco existe la luz ni existen amigos.
Solamente existe una gran oscuridad.
Esto nunca cambia, ¿Será siempre lo mismo?

Las dos pupilas que tengo están dilatadas.
Ahora la vida es una incansable guerra.
Ahora mi inocencia ha sido perturbada.
Por lo que cada día, veo en las aceras.

Estoy escandalizado por este mundo.
Veo a niños robar para sobrevivir.
No sé que me deparará el futuro,
pero miedo es lo que debería sentir.

Veo a una mujer que se acerca lentamente.
Tiene el rostro pálido y viste ropa negra.
Comprendo que es mi fin y que es mi muerte. 
Agarro su mano y siento que mi alma vuela.


martes, 1 de septiembre de 2015

Mi vida; Mi suerte.

Tengo a la mejor familia del mundo.
Amigos que jamás pude imaginar,
Pero hay alguien que me falta
Y no me deja respirar. 

Tengo la suerte, 
De que me quieran los que yo quiero.
De que me pongan los pies en la tierra
Y me digan mis defectos a la cara, 
Cuando los demás lo hacen a mi espalda.

Aquellos que saben qué me pasa, 
Cuando sonrio y oculto mis lloreras. 
Aquellos con los que sueño, 
Sabiendo que no estoy durmiendo.

Otros en cambio, 
Me cambiarían por un grano de arena. 
Que tras una gran ola, se lo lleva. 
Y no volverán a ver tal grano que se le parezca. 

Me odiaran, me despreciaran, no me querrán.
Mas no les deseo lo peor,
Porque por dentro,no lo estarán pasando mejor.
Y en ellos, reina la amargura y el rencor. 

Me aceptaron porque no me rendí. 
Y no me rendí porque me aceptaron.
Que sea lo que Dios quiera, 
Pero que de todos ellos, 
No me separen hasta que yo misma me muera.